5/1/16

The Flowers Of War (Zhang Yimou 2011)

Crimen y castigo...y guerra

Por Jorge Le Brun



Al día de hoy se insiste en comparar el suceso de la masacre de Nankín con los crímenes de guerra nazi con judíos y gitanos; principalmente los de Auschwitz. No lo sé, suficiente diferencias hay en los grupos étnicos, naciones e historias de las mismas en cada uno de los sucesos. Sin embargo, hay ciertos paralelismos y entre ellos están en que los tiempos de la Alemania nazi y el Imperio Japonés eran los mismos, cuando las dos naciones fueron aliadas junto a Italia para conformar el eje; todo ocurrido en el marco de la segunda guerra mundial.

Durante la guerra chino-japonesa, el ejército japonés se trasladó tras capturar Shanghái en octubre de 1937, y sitiaron Nankín tras una cruenta batalla, el 13 de diciembre del mismo año. Los comandantes chinos habían huido de la ciudad antes de la invasión nipona, dejando a soldados a su suerte. Muchos soldados se quitaron el uniforme y se fueron a una la zona de seguridad preparada por los extranjeros de Nankín; considerados civiles neutrales en el conflicto. Lo que ocurrió después de la entrada del ejército japonés en la ciudad de Nankín es y ha sido la base de la más importante tensión política entre China y Japón hasta el día de hoy; donde se han sumado los que hacen propaganda en torno a la desgracia y los revisionistas y negacionistas que la minimizan; nada nuevo para mí que veo todo en negro o gris oscuro, pero la propuesta del director Zhang Yimou me parece más bien entre blanco y negro.























Las Flores de la Guerra de Zhang Yimou es una película basada principalmente en una novela titulada Las 13 mujeres de Nankín de la escritora Geling Yan. Trabajo donde lo mejor y lo peor del hombre es visto a tambor de una cruenta guerra entre naciones donde siempre son los de que no tienen vela en el entierro los perjudicados principales. Se trata de la historia en la que un grupo de prostitutas, un americano y un monaguillo ponen la gallardía (siempre quise tener una excusa para usar esa palabra) cual Oskar Schindlers en tierras asiáticas pero poniendo sus vidas en juego por la supervivencia de unas jóvenes.























La historia empieza con el siempre infaltable (en producciones que buscan mercado internacional) angloparlante interpretado por el batman galés, Christian Bale, como un maquillador de cadáveres contratado para hacer uno de sus “milagros” preparando al párroco de una iglesia católica de Nankín recientemente asesinado de forma accidental por bombardeos japoneses contra la ciudad. Para cuando llega al entierro de dio cuenta que no podía hacer su trabajo sin un cuerpo del cual las bombas no dejaron nada. El convento es presidido (o al menos lo intenta) por el joven discípulo del difunto clérigo, y en el viven un grupo alumnas del convento, abandonadas a su suerte o sin padres o con posibilidad de ayudarlas a lo que a los días llega un grupo de las míticas prostitutas, encabezadas por la elegante y sobrenatural Yu Mo (Ni Ni). Ante la desgarradora guerra, el desamparo de las niñas y un asalto con intento de violación al convento por parte de las fuerzas japonesas; el maquillista toma el manto de padre e idea un plan junto a Yu Mo para escapar de Nankín y llegar a un lugar seguro.



El metraje es llevado por Shu Juan (Zhang Xinyi) la líder de las estudiantes del convento y una narradora testigo que también funge como co-protagonista de la historia junto a John Miller (Christian Bale) y Yu Mo. La conjunción trágica, es un elemento principal y el patriotero súper letal mayor Li (Tong Dawei) la lleva hasta las últimas consecuencias, siendo el único soldado que no se ha quitado el uniforme en el sitio de Nankín. El personaje de Yu Mo es el de una seductora y casi mítica dama cortesana con negros recuerdos de su vida y Miller es un borracho, sínico, avaricioso que en un momento descubre que siente culpa y se pone el hábito del cura con la esperanza de redimirse salvando a las niñas; un Oskar Schindler sin dinero y sin encanto; el chantajismo de Spielberg también está metido en este trabajo, que busca exaltar sentimientos; lo mejor y lo peor del hombre; conmover y lamentar. John y las prostitutas buscan redimirse salvando lo poco inocente del infierno en el que están.



























Graciela Mazon fue la diseñadora del vestuario el cual es deslumbrante y elegante en muchos aspectos y conforma una parte importante del universo simbólico, en especial la vestimenta de Yu Mo que comparte algunos colores con la emblemática vitral de la iglesia; una vidriera que une el mundo de la luz de la salvación con el horror de la violencia; los personajes que viven en la catedral son los únicos que pueden verse bañados por ese colorido juego de Luces que viene de lo alto; tan importante que aún en el plano final de esta película puede verse el vital, quizá como una metáfora de la entrada al cielo. La música logra una afortunada simbiosis entre el gregoriano y la melodía china del violín oriental que juega un papel notable al acompañar la siempre precisa fotografía y juego de colores de su Yimou, que deja por un lado el rojo y usa principalmente un verde esmeralda.


Los crímenes de guerra cometidos durante este episodio incluyen el pillaje, la violación, y la matanza de civiles y prisioneros de guerra. La primera escena del filme es una dura retrospectiva de la invasión japonesa con escenas coreografiadas de los soldados chinos sacrificándose digna de un melodrama operístico; cada soldado cayendo ante las granadas y los tanques acompañado con el ritmo de la música. No por nada Las Flores de la Guerra es el filme más caro (al día de su estreno) en la historia del cine Chino; un trabajo que sin ser lo mejor de su director, no deja de trascender y tener elementos notables.





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